ECOLOGÍA GEOGRÁFICA DEL CUSCO IV: LOS SISTEMAS BIOCLIMÁTICOS, EMPEZANDO POR EL MODELO DE ZONAS DE VIDA
Anteriormente,
expliqué acerca de cómo las variables provenientes del entorno físico (especialmente el clima)
influyen decisivamente sobre los ecosistemas, siendo un ejemplo notable cómo las
montañas modifican las condiciones climáticas. La sistematización de las
observaciones realizadas sobre la correlación entre clima, ecosistemas y otros
factores físicos ha llevado a varios científicos, en los siglos XX y XXI, a elaborar propuestas
de modelos donde se pueden cuantificar estas variables, con la finalidad de
llegar a predecir qué tipo de ecosistema podría surgir en una zona dada. Debido
a que estos modelos trabajan con datos climáticos, se conocen como modelos bioclimáticos.
Un
buen ejemplo de cómo se hizo una correlación entre el clima y la vegetación fue
realizado por el ecólogo vegetal Robert H. Whittaker, de EUA (sí, el mismo que
propuso el sistema de clasificación de cinco reinos para los seres vivos).
Basándose en su experiencia de campo con comunidades vegetales a nivel mundial,
Whittaker propuso en 1962 un esquema de clasificación de biomas a nivel mundial
basado en la temperatura y precipitación; debido a que considera biomas como
unidades geográficas muy amplias, este esquema sencillo se volvió muy útil para
conocer los grandes patrones de comunidades vegetales en el mundo; Whittaker lo
refinaría luego en 1975 . Este triángulo se muestra a continuación.
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El triángulo Whittaker, donde se grafica la relación entre biomas y clima |
El
triángulo Whittaker grafica una relación importante: la precipitación determina
si va a existir un bosque, un pastizal o un desierto en un lugar dado (es
decir, determina la fisionomía vegetal), mientras que la temperatura determina
el tipo de bosque o de desierto que se va a presentar; esto a su vez se puede
luego correlacionar con la altitud y latitud. Aunque no es el único trabajo de
clasificación de biomas y ecosistemas en base a factores climáticos que se hizo
en el siglo XX, es uno de los más instructivos para comenzar a comprender la
distribución mundial de las comunidades vegetales y desde allí empezar a
comprender los factores geográficos que determinan la ecología de cada región,
si bien a escala continental.
La posibilidad de poder predecir
qué tipo de ecosistema podría surgir en una región dada en base a datos
climáticos conocidos, fue el objetivo del modelo bioclimático más conocido y
popularizado en el Perú (y de hecho en gran parte de Latinoamérica): el modelo de zonas de vida desarrollado
por el botánico y ecólogo de EUA Leslie Holdridge. El concepto de zonas de vida
fue elaborado por primera vez en 1889
como una vía de describir áreas con comunidades animales y vegetales similares;
Holdridge al inicio utilizó el concepto de formaciones vegetales, pero luego unió
el concepto de zonas de vida con los indicadores bioclimáticos, por lo cual ya
trasciende de las meras clasificaciones de fisionomía vegetal para convertirse
en un modelo ecológico más preciso.
Los
factores que Holdridge consideró como variables climáticas fueron la
precipitación, la temperatura promedio por encima de los 0ºC y bajo los 31ºC,
lo que él denominó biotemperatura, y
luego la humedad generada desde la superficie a través de una variable conocida
como evapotranspiración potencial, el
cual indica cuánta agua es evaporada desde el suelo y transpirada desde la
vegetación de haber suficiente agua disponible. Estos tres factores son
promediados para todo el año, y en base a ellos se establece el tipo de
vegetación posible en cada área; la temperatura a su vez permite homologar con
la latitud o altitud. El resultado de la interrelación de estos tres factores
es un gráfico triangular que es conocido por todos quienes hemos trabajado en
este modelo bioclimático, el “triángulo Holdridge” o triángulo de zonas de
vida, que se muestra a continuación.
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El diagrama bioclimático de Zonas de Vida, tal como fue diseñado por Leslie R. Holdridge |
El
modelo bioclimático de zonas de vida de Holdridge, presentado por primera vez
en 1947, resultó ser apropiado para zonas tropicales, subtropicales y boreales,
y empezó a ser aplicado a los trópicos americanos. En la década de los años
1950 el gobierno peruano comisionó la adaptación de este modelo de zonas de vida
al científico forestal Joseph Tossi, quien trabajaba entonces en el Instituto
Interamericano de Ciencias Agrícolas, y estaba dedicándose a aplicar este
modelo a los países de Centroamérica. Como resultado de esta colaboración, en
1960 fue publicado el primer mapa de Zonas de Vida del Perú por la Oficina
Nacional de Recursos Naturales (ONERN), el cual fue denominado desde entonces
como Mapa Ecológico del Perú.
Este
mapa ecológico llegó a tener un gran éxito, ya que fue utilizado para realizar
evaluaciones de recursos potenciales y dar una visión más precisa en aquel
entonces de la cobertura vegetal en nuestro país. En 1967 Leslie Holdridge
publicó una revisión del modelo bioclimático de Zonas de Vida, lo cual promovió
que en la década de 1970 la ONERN pidiera la colaboración de Joseph Tossi para reelaborar
el mapa ecológico del Perú en base a la nueva revisión de zonas de vida; este
nuevo mapa de zonas de vida fue publicado en 1976, y una versión final fue
publicada en 1994 por el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA),
sucesor de la ONERN; esta versión fue revisada por el ingeniero Roque
Fernández. Hasta ahora ha representado el mayor intento de hacer un mapa
ecológico, siendo un referente obligatorio durante medio siglo para la
evaluación de la cobertura vegetal y ecosistemas en el Perú.
El
modelo bioclimático de Holdridge se caracteriza por su simplicidad; de hecho el
título original de la publicación se traduce al castellano como “determinación
de formaciones vegetales mundiales a partir de simples datos climáticos”. En
base al triángulo donde se cruzan los datos climáticos, se establece una
nomenclatura de zonas de vida, en la cual se establecen 8 clases latitudinales
(de polar a tropical), seguido por provincias de humedad (desde superárido
hasta superhúmedo), y luego la vegetación presente (tundra, páramo, desierto,
matorral, bosque, etc.); a su vez, las clases latitudinales pueden ser
homologadas con pisos altitudinales (nival, alpino, subalpino, montano, etc.). En la siguiente tabla se muestra cómo trabaja
esta nomenclatura:
Vegetación
|
Indicador de
humedad
|
Indicador de
altitud
|
Indicador de
latitud
|
Código
|
Matorral
|
desértico
|
Subalpino
|
Templado cálido
|
md-SaTc
|
Bosque
|
muy Húmedo
|
Montano
|
Tropical
|
Bmh-MT
|
La
utilización generalizada del modelo bioclimático de Zonas de Vida para el Perú
es evidente en la indicación de que de las 117 zonas de vida determinadas a
nivel mundial, 84 (72%) se encuentran en el territorio peruano; además los
sistemas de clasificación oficiales de Capacidad de Uso Mayor de Suelos (CUMS) en
el Perú dependen de las zonas de vida como uno de sus principales insumos.
Además hasta hace poco los mapas ecológicos desarrollados en cada departamento
se basaban en el modelo de Zonas de Vida de Holdridge, al igual que
evaluaciones preliminares en áreas protegidas y zonificaciones ecológicas.
El
modelo depende de un insumo importante: datos climáticos precisos para las
regiones de referencia, a partir de las cuales se podría extrapolar a
territorios similares. Aunque ha habido una gran cantidad de trabajo dirigida a
realizar las mejores predicciones posibles de zonas de vida en base a las
informaciones climáticas existentes (y eso se puede ver al revisar las guías
explicativas de cómo fue realizado el trabajo de elaboración de los mapas
nacionales de zonas de vida), han existido importantes vacíos de información
que han llevado no sólo a requerir mejores datos, sino también a empezar a
establecer que este modelo bioclimático es insuficiente para describir la
realidad ecológica peruana, al volverse evidente que se deben incluir factores
abióticos antes no considerados (como el suelo mismo) y factores biológicos más
precisos. En una siguiente publicación se va a tratar en detalle esta
problemática, y las nuevas propuestas que han surgido para crear nuevos mapas
ecológicos.
Lecturas
recomendadas
El trabajo de Robert H. Whittaker sobre
biomas fue publicado en 1962 bajo el título “Classification of Natural Communities” en el volumen 28 del Botanical Review; pero la
versión más refinada y conocida fue publicada en su libro “Communities and Ecosystems” en 1975.
El trabajo original de Holdridge, publicado
en la revista científica Science en 1947, se titula “Determination of world plant formations from
simple climatic data”, y se encuentra en el volumen 105 de esta importante
revista de talla mundial. La revisión del mapa ecológico de zonas de vida del
Perú, publicada por la ONERN en 1976, está disponible en la siguiente página en Scribd.com; la versión publicada en 1994 por el INRENA fue puesta en línea en SlideShare.net por un amigo, Bryan Rado, gracias a quien se puede revisar en
mayor detalle este trabajo.