viernes, 25 de marzo de 2016

ECOLOGÍA GEOGRÁFICA DEL CUSCO IV: LOS SISTEMAS BIOCLIMÁTICOS, EMPEZANDO POR EL MODELO DE ZONAS DE VIDA

                Anteriormente, expliqué acerca de cómo las variables provenientes  del entorno físico (especialmente el clima) influyen decisivamente sobre los ecosistemas, siendo un ejemplo notable cómo las montañas modifican las condiciones climáticas. La sistematización de las observaciones realizadas sobre la correlación entre clima, ecosistemas y otros factores físicos ha llevado a varios científicos,  en los siglos XX y XXI, a elaborar propuestas de modelos donde se pueden cuantificar estas variables, con la finalidad de llegar a predecir qué tipo de ecosistema podría surgir en una zona dada. Debido a que estos modelos trabajan con datos climáticos, se conocen como modelos bioclimáticos.

                Un buen ejemplo de cómo se hizo una correlación entre el clima y la vegetación fue realizado por el ecólogo vegetal Robert H. Whittaker, de EUA (sí, el mismo que propuso el sistema de clasificación de cinco reinos para los seres vivos). Basándose en su experiencia de campo con comunidades vegetales a nivel mundial, Whittaker propuso en 1962 un esquema de clasificación de biomas a nivel mundial basado en la temperatura y precipitación; debido a que considera biomas como unidades geográficas muy amplias, este esquema sencillo se volvió muy útil para conocer los grandes patrones de comunidades vegetales en el mundo; Whittaker lo refinaría luego en 1975 . Este triángulo se muestra a continuación.

El triángulo Whittaker, donde se grafica la relación entre biomas y clima

                El triángulo Whittaker grafica una relación importante: la precipitación determina si va a existir un bosque, un pastizal o un desierto en un lugar dado (es decir, determina la fisionomía vegetal), mientras que la temperatura determina el tipo de bosque o de desierto que se va a presentar; esto a su vez se puede luego correlacionar con la altitud y latitud. Aunque no es el único trabajo de clasificación de biomas y ecosistemas en base a factores climáticos que se hizo en el siglo XX, es uno de los más instructivos para comenzar a comprender la distribución mundial de las comunidades vegetales y desde allí empezar a comprender los factores geográficos que determinan la ecología de cada región, si bien a escala continental.

                La posibilidad de poder predecir qué tipo de ecosistema podría surgir en una región dada en base a datos climáticos conocidos, fue el objetivo del modelo bioclimático más conocido y popularizado en el Perú (y de hecho en gran parte de Latinoamérica): el modelo de zonas de vida desarrollado por el botánico y ecólogo de EUA Leslie Holdridge. El concepto de zonas de vida fue  elaborado por primera vez en 1889 como una vía de describir áreas con comunidades animales y vegetales similares; Holdridge al inicio utilizó el concepto de formaciones vegetales, pero luego unió el concepto de zonas de vida con los indicadores bioclimáticos, por lo cual ya trasciende de las meras clasificaciones de fisionomía vegetal para convertirse en un modelo ecológico más preciso.

                Los factores que Holdridge consideró como variables climáticas fueron la precipitación, la temperatura promedio por encima de los 0ºC y bajo los 31ºC, lo que él denominó biotemperatura, y luego la humedad generada desde la superficie a través de una variable conocida como evapotranspiración potencial, el cual indica cuánta agua es evaporada desde el suelo y transpirada desde la vegetación de haber suficiente agua disponible. Estos tres factores son promediados para todo el año, y en base a ellos se establece el tipo de vegetación posible en cada área; la temperatura a su vez permite homologar con la latitud o altitud. El resultado de la interrelación de estos tres factores es un gráfico triangular que es conocido por todos quienes hemos trabajado en este modelo bioclimático, el “triángulo Holdridge” o triángulo de zonas de vida, que se muestra a continuación.

El diagrama bioclimático de Zonas de Vida, tal como fue diseñado por Leslie R. Holdridge

               El modelo bioclimático de zonas de vida de Holdridge, presentado por primera vez en 1947, resultó ser apropiado para zonas tropicales, subtropicales y boreales, y empezó a ser aplicado a los trópicos americanos. En la década de los años 1950 el gobierno peruano comisionó la adaptación de este modelo de zonas de vida al científico forestal Joseph Tossi, quien trabajaba entonces en el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, y estaba dedicándose a aplicar este modelo a los países de Centroamérica. Como resultado de esta colaboración, en 1960 fue publicado el primer mapa de Zonas de Vida del Perú por la Oficina Nacional de Recursos Naturales (ONERN), el cual fue denominado desde entonces como Mapa Ecológico del Perú.

                Este mapa ecológico llegó a tener un gran éxito, ya que fue utilizado para realizar evaluaciones de recursos potenciales y dar una visión más precisa en aquel entonces de la cobertura vegetal en nuestro país. En 1967 Leslie Holdridge publicó una revisión del modelo bioclimático de Zonas de Vida, lo cual promovió que en la década de 1970 la ONERN pidiera la colaboración de Joseph Tossi para reelaborar el mapa ecológico del Perú en base a la nueva revisión de zonas de vida; este nuevo mapa de zonas de vida fue publicado en 1976, y una versión final fue publicada en 1994 por el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), sucesor de la ONERN; esta versión fue revisada por el ingeniero Roque Fernández. Hasta ahora ha representado el mayor intento de hacer un mapa ecológico, siendo un referente obligatorio durante medio siglo para la evaluación de la cobertura vegetal y ecosistemas en el Perú.

                El modelo bioclimático de Holdridge se caracteriza por su simplicidad; de hecho el título original de la publicación se traduce al castellano como “determinación de formaciones vegetales mundiales a partir de simples datos climáticos”. En base al triángulo donde se cruzan los datos climáticos, se establece una nomenclatura de zonas de vida, en la cual se establecen 8 clases latitudinales (de polar a tropical), seguido por provincias de humedad (desde superárido hasta superhúmedo), y luego la vegetación presente (tundra, páramo, desierto, matorral, bosque, etc.); a su vez, las clases latitudinales pueden ser homologadas con pisos altitudinales (nival, alpino, subalpino, montano, etc.).  En la siguiente tabla se muestra cómo trabaja esta nomenclatura:

Vegetación
Indicador de humedad
Indicador de altitud
Indicador de latitud
Código
Matorral
desértico
Subalpino
Templado cálido
md-SaTc
Bosque
muy Húmedo
Montano
Tropical
Bmh-MT

                La utilización generalizada del modelo bioclimático de Zonas de Vida para el Perú es evidente en la indicación de que de las 117 zonas de vida determinadas a nivel mundial, 84 (72%) se encuentran en el territorio peruano; además los sistemas de clasificación oficiales de Capacidad de Uso Mayor de Suelos (CUMS) en el Perú dependen de las zonas de vida como uno de sus principales insumos. Además hasta hace poco los mapas ecológicos desarrollados en cada departamento se basaban en el modelo de Zonas de Vida de Holdridge, al igual que evaluaciones preliminares en áreas protegidas y zonificaciones ecológicas.

                El modelo depende de un insumo importante: datos climáticos precisos para las regiones de referencia, a partir de las cuales se podría extrapolar a territorios similares. Aunque ha habido una gran cantidad de trabajo dirigida a realizar las mejores predicciones posibles de zonas de vida en base a las informaciones climáticas existentes (y eso se puede ver al revisar las guías explicativas de cómo fue realizado el trabajo de elaboración de los mapas nacionales de zonas de vida), han existido importantes vacíos de información que han llevado no sólo a requerir mejores datos, sino también a empezar a establecer que este modelo bioclimático es insuficiente para describir la realidad ecológica peruana, al volverse evidente que se deben incluir factores abióticos antes no considerados (como el suelo mismo) y factores biológicos más precisos. En una siguiente publicación se va a tratar en detalle esta problemática, y las nuevas propuestas que han surgido para crear nuevos mapas ecológicos.

Lecturas recomendadas
El trabajo de Robert H. Whittaker sobre biomas fue publicado en 1962 bajo el título “Classification of Natural Communities” en el  volumen 28 del Botanical Review; pero la versión más refinada y conocida fue publicada en su libro “Communities and Ecosystems” en 1975.


El trabajo original de Holdridge, publicado en la revista científica Science en 1947, se titula “Determination of world plant formations from simple climatic data”, y se encuentra en el volumen 105 de esta importante revista de talla mundial. La revisión del mapa ecológico de zonas de vida del Perú, publicada por la ONERN en 1976, está disponible en la siguiente página en Scribd.com; la versión publicada en 1994 por el INRENA fue puesta en línea en SlideShare.net por un amigo, Bryan Rado, gracias a quien se puede revisar en mayor detalle este trabajo.

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